Jamie McCloone vive abrumado por el pasado feroz que vivió entre los muros de un siniestro orfanato. Es un alma de Dios acosada por el espectro de una infancia inclemente: el niño que nunca fue lo persigue con obstinación y sin piedad. Ahora necesita el calor de otro ser humano, pero lo buscará en un lugar insospechado.
Lydia Devine no tiene nada que reprocharse: ha sido la hija modélica de un beato cerril y una arpía con ínfulas de archiduquesa, ha instruido abnegadamente a los alumnos de una escuela rústica, ha vestido su cuerpo con admirable recato y ha alcanzado los cuarenta años sin conocer el trato carnal. Le falta una llama imprecisa e irá en su busca a un lugar insólito. Jamie y Lydia vagan hacia una intersección de destinos que se escribió en los más oscuros laberintos del pasado. Y que desde luego no imaginan. La pluma de Christina McKenna nos abre los ojos y los cerrojos de la memoria con una historia inolvidable.